Hermann Göring |
La familia Göring era de orígenes aristocráticos y tenía ancestros tanto católicos como protestantes. Su padre, soldado profesional en tiempos de Otto von Bismarck, se convirtió en el primer gobernador del África Suroccidental Alemana.
Vivió su infancia lejos de su familia, cuando su padre se jubiló fueron a vivir al principio cerca de Berlín. Pero la mayor parte del tiempo vivieron en Veldestein, en las proximidades de Núremberg, en un castillo medieval perteneciente al padrino de Hermann y padre de Albert, el doctor Hermann Espenstein. Ese entorno romántico influyó en su inclinación por todo tipo de vestimenta.
Sus resultados en la escuela, luego de un internado privado, fueron mediocres, pero todo cambió en cuanto se le envió a la escuela de cadetes de Karlsruhe y más tarde, en 1910, a la famosa Gross Lichterfelde cerca de Berlín. Adoraba literalmente la vida de aspirante a oficial prusiano y llevaba con orgullo el uniforme.
Después, cuando fue a Italia en compañía de sus amigos, redactó su diario donde decía que admiraba las obras de Leonardo Da Vinci, Rubens, Tiziano y Bellini; esa pasión por la pintura lo convertiría más tarde en uno de los coleccionistas más expertos de Europa.
Primera Guerra Mundial
En la Primera Guerra Mundial luchó como piloto de cazas, llegando a estar al mando del famoso Escuadrón Richthofen (del Barón Rojo, Manfred von Richthofen), consiguiendo un gran reconocimiento como as de la aviación. Finalizó la guerra con 22 derribos confirmados.
Tras la guerra, Göring continuó volando, trabajando brevemente en la Fokker, probó las exhibiciones aéreas, no obstante su afición al alcohol le llevó más de una noche al calabozo. En 1920 se unió a la Svenska Lufttrafik. También figuró entre los oficiales de la Reichswehr, el ejército alemán tras la Primera Guerra Mundial, y para 1933 había ascendido hasta ser "Generalmajor". En 1935 fue nombrado teniente general y, aquel mismo año, General de la recién fundada Luftwaffe (fuerza aérea alemana).
Durante el intento de golpe de estado del putsch en Múnich Hermann fue herido de bala. Rescatado del hospital donde permanecía custodiado y llevado a Austria. La herida le causó fuertes dolores, por lo que se le administró morfina, cuya adicción no pudo resistir. Años más tarde se liberó de la adicción y volvió a trabajar como representante de una empresa de paracaídas, además de como representante de diversas empresas aeronáuticas.
Inicios en el nazismo
En 1922 se adhirió al Partido Nazi, tomando inicialmente el liderazgo de las SA como "Oberste SA-Führer". Durante el Putsch de Múnich fue gravemente herido por una bala que le atravesó la pelvis. Ayudados por una familia de judíos, él y su esposa Karin huyeron hacia Austria, en donde los médicos le administraron fuertes dosis de morfina, la cual terminó por ser una adicción de la que Göring dependería hasta 1945. Dicha adicción determinó gran parte de sus decisiones, dándole en muchas ocasiones una perspectiva surreal de pensamiento y tomando asuntos de importancia vital a la ligera.
Al regresar a Alemania en 1928, le fue muy difícil ser aceptado nuevamente entre los miembros del Partido y no consiguió recuperar el Comando de las SA, que había sido asignado a Ernst Röhm, su mayor enemigo dentro del nazismo, si bien fue nombrado "SA-Gruppenführer" (Teniente General), rango que mantuvo hasta 1945.
Formó parte activa en la Noche de los cuchillos largos, especialmente en la caída de Ernst Röhm. Fue ascendiendo dentro del partido hasta que, ya en plena Segunda Guerra Mundial, se convirtió en Primer Ministro de Prusia y Ministro de la Luftwaffe. Al frente de ella y en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial consiguió grandes logros, consolidando a la Luftwaffe como uno de los elementos fundamentales en la "Guerra Relámpago" (Blitzkrieg), utilizada como táctica por los alemanes y que resultó fundamental en las victorias iniciales del Tercer Reich. Hitler firmó un decreto secreto en que nombraba a Göring su sucesor en caso de muerte; Fue uno de los primeros de una serie de sucesores que pensó Hitler.
Segunda Guerra Mundial
Después de la muerte de Paul von Hindenburg, presidente de Alemania, y del ascenso de Hitler como dictador de la nación, Göring fue ascendido a General y Ministro del Aire de la Luftwaffe.
En 1941 fue ascendido a Reichsmarschall (Mariscal del Reich) así como sucesor del Führer, convirtiéndose en la segunda persona más importante del régimen nacional-socialista alemán después de Hitler..
Vivía como un pequeño César en una villa en las afueras de Berlín llamada Karinhall (llamada así en honor a su primera esposa), en la que se dedicaba a la caza en su coto privado. Estuvo indirectamente vinculado al programa de "reinstalación" judía. Firmó un decreto que multaba en un billón de marcos alemanes a todos los judíos y además impidió que las compañías aseguradoras pagaran indemnizaciones a los afectados por la noche de los cristales rotos. Llegó a pronunciar una famosa frase bruscamente en la cara del Reichsführer-SS Heinrich Himmler, a propósito de salvar a una conocida condenada a los campos de concentración: "¡Yo decido quién es judío y quién no!"-
La conocida era nada menos que Melitta Gräfin Schenk von Stauffenberg, la famosa aviadora y piloto de pruebas de Stukas asignada a la Luftwaffe y que por sus contribuciones en este campo fue catalogada como esencial.
Fue el encargado de coordinar la economía alemana en tiempos de guerra, para lo que elaboró un Plan Cuatrienal. Respecto a esto, intentó junto a Martin Bormann y Heinrich Himmler provocar la caída del ministro de armamento Albert Speer, principalmente por su influencia ante Hitler, aunque sin mayor éxito. La gestión de Göring como director de las operaciones aéreas fue muchas veces inoperante, pues prometía muchos resultados que la Luftwaffe no estaba en condiciones de cumplir, lo que le trajo el descrédito. Hitler no tuvo el coraje de relevarlo de sus funciones en honor a sus servicios anteriores y la fama que gozaba en el pueblo alemán.
Decadencia y caída
Tras el fracaso de la Luftwaffe en la llamada Batalla de Inglaterra y una vez más que conocida su adicción a la morfina, el Mariscal comenzó a generar muchas dudas en cuanto a su eficacia. De hecho fue Joseph Goebbels quien cuestionó públicamente la idoneidad de Göring. Fue objeto de chistes y burlas en las tertulias alemanas por su inoperancia y su obesidad. Sin embargo, Hitler no tuvo los arrestos para destituirle por un tema de imagen popular. Lenta e inexorablemente la figura de Göring cayó en el descrédito.
Posteriormente, cuando prometió abastecer al 6.º Ejército durante la batalla de Stalingrado con 500 toneladas diarias para sostener a los 250.000 efectivos, y no lo pudo cumplir, Hitler dejó de tomarlo en consideración y comenzó a referirse a él en forma desdeñosa. De hecho, Göring pasó a ser una simple figura irrelevante, casi de opereta bufa, al final de la guerra, descrédito que bien poco le importó. Preocupado por sus colecciones de arte, integradas por obras que había expoliado de las más diversas colecciones privadas y museos europeos, fue no obstante uno de los primeros jerarcas nazis en reconocer que la guerra de Hitler estaba perdida.
Mientras sus pilotos se batían a muerte en los cielos, Göring se dedicó a vivir suntuosamente medrando del erario nacional. Göring usaba a Martin Bormann como interlocutor ante Hitler y a su vez este le mantenía informado de todo lo que acontecía en el entorno de Hitler.
A finales de abril de 1945, Göring envió un telegrama a Hitler en que le sugería el traspaso del poder ejecutivo a su persona en vista de que Hitler, protegido en el búnker subterráneo bajo la Cancillería del Reich, ya no estaba en condiciones de poder ejercer el poder supremo. Hitler, furioso por lo que creyó un acto de traición o deslealtad, revocó todos sus privilegios y ordenó su captura. Al verse cercado se entregó ante las fuerzas militares norteamericanas cercanas a la frontera austriaca. En cualquier caso, Göring siempre mantuvo un amplio poder y autoridad entre los nazis, incluso tras la derrota del Tercer Reich. A la muerte de Hitler el 30 de abril de 1945 el Almirante Karl Dönitz fue nombrado Reichspräsident de lo que quedaba de la Alemania nazi.
Captura y juicio
Al finalizar la contienda, en 1945, Göring es capturado por las fuerzas vencedoras en el castillo que le servía de prisión. Queriendo adoptar el papel de máxima figura alemana, organiza una entrevista con la prensa aliada: incluso quiso ser recibido por el General estadounidense Dwight Eisenhower. No fue tolerado por las autoridades de ocupación y tras un último tratamiento de desintoxicación de morfina, fue juzgado en los juicios de Núremberg por una infinidad de crímenes, entre ellos por crímenes contra la humanidad y conspiración de una guerra de agresión.
Finalmente fue condenado a pena de muerte por la horca, principalmente por ser promotor de crímenes contra la humanidad y también por ser, para los vencedores, una figura prominente del nazismo que se debía erradicar a toda costa de Alemania. Dos horas antes de ejecutarse la sentencia, Göring se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro de potasio el 15 de octubre de 1946. En su celda se encontró una carta en la que aseguraba que había sido el dueño de su propio destino.